Monday, April 8, 2013

Intrusos' que causan orgasmos


Intrusos' que causan orgasmos

La mujer experimenta una excitación genital sin un estímulo previo
No existen más de 1.000 casos diagnosticados en todo el mundo
Las mujeres tienen mayor capacidad de respuesta sexual de lo que se pensaba

Apenas existen unos 1.000 casos diagnosticados en todo el mundo, pero lo cierto es que es casi imposible contabilizar los casos reales que hay debido a la falta de investigación y conocimiento que existe: tanto en la población en general como en los propios médicos y especialistas de la medicina. Pero a pesar de no conocer su incidencia real, se estima que un ginecólogo a lo largo de su vida puede ver entre uno y dos casos de este problema.

Así lo asegura a ELMUNDO.es la doctora Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona y vicepresidenta de la Federación Española de Sexología (FESS) quien presentó recientemente una ponencia sobre este trastorno, el Síndrome de la excitación sexual persistente (PSA) o Trastorno de la Excitación genital persistente (TEGP) en la Societat Catalana de Sexología de la Academia de Ciencias Médicas. Una revisión científica que pone todavía más en boga la urgencia y necesidad de investigación científica.

"La mujer experimenta todos los cambios genitales pero sin haber tenido la sensación de una excitación previa", explica. Es decir, aparece una excitación genital sin haber tenido antes un estímulo. "Es como si sensaciones intrusas invadieran tu cuerpo y te provocasen orgasmos", explica. Puede ocurrir de forma aislada a lo largo de la vida, pero el problema surge cuando esto se repite de manera continuada e interfiere gravemente en el día a día.

Historia, características y causas

El Síndrome de la excitación sexual persistente (PSA, por sus siglas en inglés) en la mujer fue descrito en 2001 por las investigadoras Sandra Leiblum y Sharon Nathan. Las características de este síndrome son: sensación de excitación genital sin un desencadenante sexual previo, que persiste durante períodos prolongados de tiempo, y no desaparece a pesar de tener uno o varios orgasmos. En las mujeres con este problema genera sentimientos de vergüenza o culpa, ansiedad y angustia personal. "Puede darse también casos de depresión", puntualiza Molero.

Más adelante, en 2003, se redefinió como "excitación genital espontánea intrusiva y no deseada en ausencia de interés sexual y deseo". Y por último, en 2005, Leiblum hizo una revisión del tema, tomando en cuenta los testimonios de cientos de mujeres que contestaron a una encuesta sobre el PSAS, publicada en la revista 'The Journal of Sexual Medicine'. Con estos datos, Leiblum planteó el problema como Desorden o Trastorno de la Excitación genital persistente (TEGP), ya que éste no se conceptualiza como un problema sexual sino como la generación incesante de sensaciones genitales.

No se saben las causas de este problema, que puede ocurrir en cualquier sitio y cualquier situación, aunque las investigaciones apuntan a un amplio abanico de posibilidades: factores neurológicos, vasculares, hormonales o por efectos secundarios de medicamentos.

El tratamiento más eficaz es la terapia cognitiva-sexual, pero, Molero matiza que "hay que trabajar y estudiar mucho en este terreno".

Por su parte, la doctora Lola Pérez Jaraíz, ginecóloga del Hospital San José de Madrid, insiste en que se trata de una patología de la que todavía se desconoce bastante y en la que todas las publicaciones coinciden en que son muy pocas las personas que vencen su vergüenza y confiesan este problema. Además, indica que no hay un tratamiento a seguir y que lo importante es controlar los síntomas. "En muchas ocasiones se utilizan fármacos psiquiátricos o sedantes que ayudan a calmar los síntomas. Pero, lo importante es controlarlos ya que, por el momento, no disponemos de cura para este síndrome".

Excitación y respuesta sexual

Todavía en el siglo XXI, lamenta la experta, cuesta hablar de sexualidad y mucho más de la femenina. A pesar de que la ciencia haya avanzado en este terreno y los tiempos estén cambiando, se necesitan más estudios, especialmente de la respuesta sexual femenina.

Los trabajos de Chivers y Bailey (2005) demuestran que las mujeres responden a una gama mucho más amplia de estímulos sexuales que los hombres y que además su respuesta de excitación es más sensible a las señales de actividad sexual que la masculina. Pero la diferencia está en la asociación que se hace, es decir, los hombres suelen manifestar mayor concordancia que las mujeres entre la excitación subjetiva (psicológica) y la genital.

"La investigación actual sugiere que las mujeres son capaces de una mayor capacidad de respuesta sexual de lo que se pensaba", apunta Molero, porque pueden experimentar sensaciones genitales de excitación sin sensación subjetiva de excitación. "Todos los estudios de sexología coinciden en señalar que las mujeres responden a una mayor gama de estímulos sexuales, miradas, olores, etc. Todo influye, y todo puede agudizar nuestro disfrute", añade Pérez Jaráiz.

Sin embargo, el problema real, concluye Molero, es detectar y saber diagnosticar el problema. Por ello, insiste en la investigación, en el deber de los médicos a la hora de preguntar y explorar por temas relacionados con la sexualidad y con las propias pacientes para que cuenten sus problemas y/o síntomas a sus médicos y ginecólogos.

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